sábado, 27 de junio de 2009

Lo que vale es tu voto




Lo que vale es su voto, hermano…

Lo que vales es su voto, hermano… En el voto usted juega su conciencia, su responsabilidad, su compromiso político como ciudadano.

En el voto, usted juega su fe, como cristiano que participa en el caminar del pueblo, construyendo el reino de Dios.

El voto no es broma. Ni mercadería. Ni un gesto para agradar al compadre o para agradecer favores o para conseguir un cargo o para hacer tratar a un enfermo o para comprar una bicicleta.

Tampoco se puede votar por alguien sólo “porque mi familia lo vota”. El voto es personal. Es usted quien vota.

Vamos a conseguir entre todos que las elecciones dejen de ser un carnaval. Antes de dar el voto es preciso pensar con mucha responsabilidad.

El buen candidato no trae una estrella en la frente. Y menos aún en la cartera. Pero como dice Jesús, al árbol se lo conoce por sus frutos.

Al buen candidato se lo conoce por sus obras, por su vida. Puede ser buen candidato: el que siempre estuvo del lado del pueblo; el que no se corrupto, ni se enriquece robando, ni abusó de sus empleados; el que sabe respetar su propia familia; el que no es borracho, inmoral o violento u orgulloso; el que siempre dio valor a la educación, a la salud, a la fe y a la cultura del pueblo; el que respeta al indio, a la mujer, al negro, al peón, al pobre.

Para conocer al buen candidato, también es bueno prestar atención a quienes andan con él: candidato mal acompañado, mal candidato es. Candidato que hace arreglos o alianzas con personas corruptas, o explotadores o irresponsables, mal candidato.

También es importante dar una mirada a los partidos a que pertenecen los candidatos. Sin duda, puede haber varios partidos buenos. Pero también hay partidos verdaderamente malos. Por sus ideas, por los intereses, por su pasado, por los grupos que lo integran se puede conocer a un partido.

Votar a un mal candidato es participar de su maldad. Es tirar el voto. Y no lo olvide: Usted vale su voto.

Dime a quién votas y te diré quién eres.

La política nos atañe a todos. Todos debemos participar de la buena política. Y nadie puede dejar de participar. La política es asunto de conciencia y también es asunto de verdadera fe. El Espíritu Santo ayuda a separar a los buenos de los malos candidatos.

Mensaje de Don Pedro Casaldáliga, obispo de Sao Felix, en el Mato Grosso, Brasil.

Año 1988.

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