viernes, 2 de abril de 2010

Viernes Santo


"Cuando llegaron al lugar llamado -del Cráneo-, lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda." Lucas 23, 33.

Herir al Infinito

No crece la vida de Dios
desde la muerte humana,
sino la plenitud humana
desde la muerte de Dios.

No realza la fortaleza de Dios
la debilidad nuestra,
la debilidad de Dios
construye nuestra fortaleza.

Porque sólo los ídolos
se alimentan de la sangre ajena,
pero Dios derrama la suya
para salvar la nuestra.

El cauce frío del hierro
que desgarra la carne,
horada con el mismo golpe
el corazón encarnado de Dios.

Y donde un golpe nos hiere,
acude incesante el agua viva,
pues sólo puede manar Amor
por el boquete abierto al Infinito


Benjamín González Buelta sj.

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